“De los individuos de una especie no sobre vive el mas fuerte, ni siquiera el más inteligente, sobrevive el que tiene mejor capacidad para la adaptación (C. Darwin)”.

Esta es una de las frase con la que Aimee Mullins, en una presentación que tuve ocasión de ver, intenta resumir, lo que ha aprendido de la vida.

Aime Muller (1976, Allentown, Pensilvania, Estados Unidos) es una atleta, modelo y actriz estadounidense, muy conocida por su competencia atlética, aunque tiene las dos piernas amputadas.
Nació con una patología llamada hemimelia fibular que afecta principalmente las piernas y los pies, haciendo que crezcan hacia dentro. Esto hizo que perdiera las dos piernas con tan sólo un año de edad.

Me impresionó mucho como el ser humano, ella en este caso concreto, es capaz no solo de superar obstáculos, sino de convertirlos en una ventaja. Ella explica como durante muchos años anhelaba la “normalidad” y como hoy mira hacia atrás y se da cuenta de que sin sus circunstancias personales, sin sus vivencias, ella seria otra persona, y que por ello no cambiaria sus prótesis por unas piernas normales, porque le gusta quien, se siente agusto consigo misma y orgullosa.

Pero lo que realmente me hizo pensar y por lo que hoy escribo este artículo fue algo que ella dijo, Aime dice que es muy importante dejar de ver las cosas que tenemos que superar como algo que cuanto antes pase mejor, algo que dejará de tener presencia en nuestras vidas y desaparecerá cuando lo hayamos superado. Hay que empezar a ver las como nuevos retos, como posibilidades de adaptación, como razones para modificar nuestra conducta y salir reforzados.
De hecho un problema es una circunstancia a la que aún no nos hemos adaptado, y de esa adaptación dependerá nuestra satisfacción personal, nuestra felicidad y nuestra salud mental en muchos casos.

Y el camino… no debemos olvidar el camino, no desear que lo que nos preocupa pase sin más, que cerremos los ojos y se resuelva, vivirlo así es cargarlo de negatividad. Afrontarlo como un proceso de adaptación, cambia el lenguaje con el que nos hablamos a nosotros mismos, y no podemos desestimar la influencia que tiene en nuestra mente.
Sin contar que si lo pensamos con frialdad la vida no es más que ese camino, la suma de las cosas a las que dedicamos nuestros esfuerzos.

Si los pensamos por un momento esto es aplicable a casi todas las situaciones que nos podemos encontrar en nuestra vida, un cambio de trabajo, aprender un idioma, una situación laboral complicada, una ruptura, una enfermedad…

Esta claro que llegar a este punto requiere un trabajo personal muy grande, una madurez mental a la que solo se puede llegar haciendo un gran esfuerzo, y que no siempre es el momento, ni estamos en el mismo punto, pero es una reflexión que me ha gustado compartir con vosotros.

Espero os sirva,

Un abrazo Raquel.